Como no sabemos a priori cuándo va a suceder una emergencia, en todos los ámbitos y en concreto también en relación a nuestro vehículo particular, deberemos mantener siempre activas nuestras rutinas de emergencia.
La buena noticia, en el caso de la supervivencia en coche, es que es muy fácil adquirir y mantener unas buenas prácticas que te permitirán estar tranquilo y con los deberes hechos en caso de una urgencia.
Y esto aplica no solo a grandes catástrofes (que, por supuesto, también) sino a pequeñas urgencias que suceden a menudo como tener que ir al médico o símplemente a una cita importante.
1) Aparcamiento para emergencias
Al aparcar en batería, (supongo que por comodidad) la mayoría de la gente aparca hacia adelante, es decir, en el mismo sentido de la marcha. Los que conducís sabéis que aparcar hacia adelante no te permite maniobrar de la misma manera que si aparcas hacia atrás. Y, por tanto, en el primer caso, en la mayoría de las ocasiones no vas a dejar el coche correctamente situado en la plaza.
Pero es que, además, si lo que quieres es ahorrarte la maniobra, no te la vas a ahorrar, ya que inevitablemente la vas a tener que hacer al desaparcar.
Una persona sensibilizada con las situaciones de emergencia, tiene interiorizado en sus rutinas aparcar hacia atrás cuando aparca en batería. De esta manera conseguimos tres objetivos:
- colocamos el vehículo correctamente en la plaza, facilitando así el aparcamiento de los vehículos contiguos
- al salir vas de cara y, por tanto, ves mejor si vienen coches o si tienes despejada la vía
- y más importante, si sucede una emergencia y tenemos que salir con urgencia, podemos salir de inmediato sin necesidad de maniobras

Si te fijas en la imagen, podemos tener problemas al sacar el coche del parking tan solo estando involucrados dos vehículos aparcados hacia adelante. Imagínate una situación en la que todos quieren salir con urgencia a la vez. El efecto se multiplica y el caos está asegurado.
De hecho, en el plan de emergencias de muchas empresas, está estipulada la obligatoriedad de aparcar hacia atrás, de manera que ante una crisis, puedan salir todos los coches rápidamente hacia adelante sin interferirse entre ellos.
Aunque la probabilidad de una catástrofe es baja, son rutinas que no cuesta nada implementar y, llegado el caso, te pueden ahorrar algún disgusto. El hecho de que la probabilidad sea baja es por lo que siempre las situaciones de emergencia nos sorprenden sin estar preparados.
Señalar que todo lo dicho aplica al aparcamiento en batería cuando las plazas están a 90 grados del sentido de la circulación. No aplica a aquellos aparcamientos en batería oblicuos, que impiden el aparcamiento hacia atrás.
2) Combustible para emergencias
No por obvio vamos a dejar de mencionarlo. Muchos de nosotros apuramos el depósito de combustible de manera que no lo llenamos hasta que está prácticamente vacío. Está claro que ante una emergencia, bajar al garaje y darte cuenta de que no tienes gasolina y que no vas a poder recorrer más que unos pocos kilómetros no es la mejor sensación en cualquier situación en la que tengas prisa.
Por tanto, asegúrate de disponer de gasolina siempre. Rellena el depósito de combustible regularmente sin esperar a que esté vacío completamente. Piensa, por seguridad, que puedas hacer, al menos, unos 500 km sin tener que repostar. Y si tienes varios coches lo ideal es hacerlo así con todos ellos, pues puede que en una situación de emergencia tengas que hacer uso de todos.

Todo lo anterior se aplica igual pero cobra todavía más relevancia en el caso de que, en lugar de tu vehículo particular, seas conductor profesional y estés al cargo de un grupo de personas o de un transporte de mercancías. Además de que las medidas de seguridad que adoptes se multiplicarán por el número de personas, el propio tamaño del vehículo hace todavía más importante que evites quedar bloqueado y bloquear a los demás.
Recuerda que, como en todo, la gestión de emergencias o incluso la supervivencia en coche se basa en rutinas que nos benefician en el día a día normal, no hace falta esperar a una catástrofe para beneficiarnos de ellas.