Todos hemos oído hablar de la radiactividad y, al menos, tenemos una idea general de que no es algo bueno para la salud. Pero seguramente, aparte de las connotaciones negativas que tiene la palabra, la mayoría de la gente no sabe con certeza los detalles, por ejemplo: exactamente ¿qué es la contaminación radiactiva?, ¿es lo mismo radiactividad que contaminación radiactiva?, ¿cómo se origina, qué consecuencias concretas tiene para la salud, qué niveles concretos de radiactividad son admisibles, es probable llegar a ellos?, etc.
A todas estas preguntas vamos a ir respondiendo a lo largo del texto.
1) Qué es la radiactividad
Lo primero, decir que la radiactividad (o radioactividad) es la propiedad que tienen algunos elementos de la naturaleza de emitir una radiación especial (en forma de ondas electromagnéticas o de partículas) sin haber sido previamente excitados. Es decir, estos elementos emiten dicha radiación en su estado natural, durante un proceso denominado «desintegración» al final del cual el elemento original se ha modificado para formar otro nuevo, más estable, liberando energía durante el mismo.
Las partículas y ondas generadas en la radiación pueden ser más o menos penetrantes en la materia. Por orden serían:
- las partículas alfa no traspasan tejidos humanos
- las partículas beta traspasan tejidos humanos pero no una lámina de aluminio
- los rayos X (ondas) traspasan la lámina de aluminio pero no una de plomo
- los rayos Gamma (ondas) y los neutrones (partículas) son capaces de penetrar el plomo pero no el hormigón
También se puede provocar dicha desintegración de manera artificial para conseguir ciertos propósitos (generar energía o realizar pruebas médicas, por ejemplo).
La exposición a la radiactividad se mide en sieverts (Sv) o milisieverts (mSv) y se considera que puede empezar a entrañar algún riesgo para la salud a partir de 50 mSv al año (como referencia, decir que valores de 250 mSv ya evidencian riesgos de cáncer).
¿Es lo mismo la exposición a la radiactividad que la contaminación radiactiva? Estrictamente hablando no, no lo es, aunque el origen de ambas expresiones es el mismo: la radiación que acabamos de explicar. En el texto que viene a partir de ahora, consideraremos contaminación radiactiva a aquellas situaciones en las que los niveles de radiación son potencialmente peligrosos para la salud debido a la radiactividad o a los elementos radiactivos que contiene.
En ese sentido, podemos hablar de:
- contaminación radiactiva del entorno, por ejemplo en un escape nuclear, o
- una persona contaminada con radiactividad, por ejemplo cuando ha recibido una dosis indebida de radiación para una prueba médica o si se ha expuesto a un entorno radiactivo durante un período suficiente de tiempo
2) Tipos de radiactividad
Todos estamos expuestos a radiación a diario. La exposición de las personas a la radiación puede venir de fuentes naturales o bien ser de origen artificial (radiactividad provocada por el hombre). Lo que llamamos contaminación radiactiva natural y contaminación radiactiva artificial.
A continuación vamos a ver con más detalle cuáles son sus principales causas.
2.1) Radiactividad natural
Hablamos de radiactividad natural cuando la radiación procede de fuentes naturales. Se estima que en España, una persona recibe a lo largo del año una cantidad de radiación de fuentes naturales de unos 2,4 mSv de media.
Vamos a ver cuáles son dichas fuentes o, dicho de otra manera, vamos a ver dónde hay radiación de origen natural.
2.1.1) Rayos Cósmicos
Aunque todavía hay muchas incógnitas al respecto, se sabe que los rayos cósmicos son, en su mayoría, protones de alta energía. La cantidad de radiación que se recibe por parte de los rayos cósmicos es ínfima. Incluso para las personas que están continuamente viajando en avión (por ejemplo las tripulaciones de los aviones) que, al estar en las zonas más altas de la atmósfera reciben mayor radiación cósmica, ésta está muy por debajo de los niveles de radiación peligrosos.

2.1.2) Radiación Terrestre
El Radón es un gas que emite radiación de forma natural.
La radiación terrestre que recibimos se debe en su mayor parte al gas Radón, que emana de la superficie de la Tierra, entrando desde allí a viviendas y, en general, a todo tipo de edificios a través de grietas, juntas y materiales porosos. En el exterior el Radón no constituye un problema debido a que se diluye rápidamente. Sin embargo, es en los edificios donde es más peligroso, ya que allí sí se puede encontrar en concentraciones elevadas, especialmente en sótanos y pisos bajos. Aquí es muy importante la zona geográfica donde vivamos ya que, dependiendo del municipio en que nos encontremos, existe mayor o menor probabilidad de que tengamos gas Radón emanando de la tierra.
Al margen de la concentración en edificios, las minas son lugares donde se puede encontrar de forma natural mayor concentración de gas Radón. Sin embargo, estudios realizados en minas australianas (exceptuando las minas de uranio) mostraron en los trabajadores niveles de radiación muy por debajo de los niveles de riesgo.
2.1.3) Radiactividad en el agua
En muchos lugares, el agua para el consumo humano se obtiene de acuíferos subterráneos que están en el subsuelo. Como acabamos de comentar, el agua así obtenida puede contener concentraciones de radón mayores que el agua de las superficies. En todo caso, la afectación a la salud humana del agua contaminada es mucho menor que la que se produce cuando se acumula el gas en nuestras casas.
2.1.4) El cuerpo humano
Nuestro propio cuerpo es también una fuente de radiactividad ya que almacena pequeñas cantidades de potasio radiactivo, necesario para nuestro cuerpo.
2.2) Radiactividad artificial
Se trata de la radiación debida a acciones del hombre, como las que detallamos a continuación.
2.2.1) Aplicaciones médicas
Hay muchas aplicaciones que utilizan la radiactividad en la medicina. Por ejemplo, algunos tratamientos contra el cáncer o la radiación a la que nos exponemos cuando nos realizamos una radiografía (que nos expone a los rayos X). Ésta, también está muy por debajo de los niveles que consideramos que empiezan a ser peligrosos. Podríamos hacernos 70 radiografías anuales de abdomen (el tipo de radiografía que más radiación emite) y todavía estaríamos por debajo de dicho límite. Obviamente ello no quiere decir que se deba abusar de este tipo de pruebas.
2.2.2) Centrales nucleares
Las centrales nucleares realizan en su interior un proceso de fisión nuclear fruto del cual se producen altas dosis de radiactividad. Sin embargo, están construídas de tal manera (con diversas capas de protección dimensionadas con factores de seguridad muy elevados) que la radiación que escapa al exterior del reactor es muy pequeña. Y al exterior de la central, todavía menor.
Para hacernos una idea, una persona que viva en los alrededores de una central nuclear recibirá, al año, una radiación equivalente a la de hacerse una mamografía. Los trabajadores sí están expuestos a niveles de radiación más altos pero, en todo caso, hay medidas estrictas de control de tal manera que no se permite la entrada al reactor a trabajadores que lleven un nivel de exposición continuado determinado, muy inferior a lo que se empieza a considerar peligroso.

2.2.3) Otras industrias
Las radiaciones también se utilizan en otras industrias como aplicaciones para la agricultura y la investigación.
2.2.4) Bombas nucleares
Obviamente las bombas nucleares o los misiles con cabezas nucleares son una fuente enorme de radiactividad, además en este caso con propósito consciente de hacer daño. Entre otros agentes radiactivos, en un ataque nuclear se puede liberar yodo radiactivo.
3) Tipos de contaminación radiactiva
Como hemos dicho en la introducción, si los niveles de radiación (ya sea natural o artificial) son los normales, no hablamos de contaminación radiactiva. Sin embargo, si por cualquier causa los superan, volviéndose potencialmente peligrosos para la salud, entonces ya sí hablamos de contaminación radiactiva. Ésta puede afectarnos de dos maneras:
- exposición interna, cuando inhalamos aire o ingerimos alimentos contaminados con radiactividad
- exposición externa, cuando el material radiactivo en forma de polvo, líquido o aerosol, se deposita en nuestra piel o nuestras ropas
4) Consecuencias de la contaminación radiactiva
Podemos analizar las consecuencias de la radiactividad en el ser humano en varios planos.
A nivel celular, la radiación produce alteraciones en su funcionamiento. Y a altas dosis, puede provocar incluso su muerte. Si la analizamos con respecto a los tejidos, digamos que hay zonas del cuerpo más sensibles que otras. Por ejemplo la médula ósea, el intestino delgado y las glándulas genitales, son los más afectados.
Dicho lo anterior, las consecuencias de la contaminación radiactiva se pueden dividir en dos tipos, causales y aleatorias.
4.1) Efectos causales de la contaminación radiactiva
En este caso, los efectos en el organismo dependen fundamentalmente de las dosis recibidas, del tipo de radiación y de la sensibilidad específica del órgano u órganos afectados. Algunos de sus efectos más comunes son enrojecimiento de la piel, caída del pelo, diarreas, vómitos y quemaduras. Cuanta mayor es la dosis y/o el tiempo de exposición, mayor es la probabilidad de sufrir sus efectos e, incluso enfermedades más graves como el cáncer, que puede manifestarse muchos años después.
4.2) Efectos aleatorios de la contaminación radiactiva
Como su propio nombre indica, en este caso no hay una relación causa-efecto clara. Es más, una misma dosis de radiación (ya sea alta, baja o muy baja) puede no causar absolutamente ningún efecto en una persona y, sin embargo, causar enfermedades graves en otras. En estas últimas normalmente se manifiesta en forma de cáncer o leucemia y alteraciones genéticas importantes.
Estos efectos pueden observarse de inmediato o después de varios años, tampoco hay unos patrones comunes en esto.
4.3) Afectaciones para la salud
Indiscutiblemente el gas Radón es el agente natural de mayor impacto en la salud (aquí se puede ver un estudio muy completo al respecto). Al ser inhalado, el gas radiactivo se deposita en las células de las vías respiratorias dañando su ADN y, potencialmente, causando cáncer broncopulmonar. La OMS (Organización Mundial de la Salud) estima de media, la inhalación de este gas dentro de los edificios es responsable de entre el 3% y el 14% (dependiendo del país) de los cánceres de pulmón en el mundo. Este efecto se multiplica (hasta por 25 veces) en aquellas personas que además de estar expuestas al gas, son fumadoras.
Al igual que el radón, otras partículas radiactivas (por ejemplo el plutonio) pueden fijrse a los huesos u otros órganos del cuerpo y provocar diferentes tipos de tumores. En este sentido, la glándula tiroides suele ser uno de los órganos más sensibles ya que ahí es donde más se acumula el yodo radiactivo.
Los niños y adolescentes son más vulnerables a la radiación y por tanto, a la larga tienen mayor posibilidad de desarrollar dichas enfermedades. Adicionalmente, la exposición de los fetos entre las semanas 8 y 24 de embarazo, puede inducir daño cerebral.
A dosis altas, la radiación puede destruir el sistema nervioso central, los glóbulos blancos y los glóbulos rojos, comprometiendo al sistema inmunológico y dejando al afectado extremadamente vulnerable a infecciones.
Si hablamos de exposiciones realmente altas (como serían los casos de un ataque con armas atómicas o una explosión en una central nuclear, por ejemplo) los efectos serían muy diferentes. En realidad totalmente devastadores, ya que se produciría lo que se llama el «síndrome de radiación aguda» en el que grandes cantidades de material radiactivo entra en el organismo en muy poco tiempo. Este síndrome afecta a todos los órganos del cuerpo, pudiendo fallar cualquiera de ellos de forma fulminante en cualquier momento. En un mes habría muerto el 50% de las personas expuestas y, probablemente, el resto lo haría poco después, arrastrando mientras tanto gravísimas secuelas.
Por ello, el mejor remedio es evitar totalmente la exposición.
5) Cómo evitar la contaminación radiactiva
Veremos primero cómo evitar la contaminación radiactiva en un par de ejemplos y luego, en el cuarto punto, veremos cómo eliminarla una vez que estamos contaminados.
5.1) Gas Radón
Como hemos visto, el gas Radón es causante de muchos cánceres de pulmón al filtrarse desde el suelo a los edificios, donde puede permanecer en concentraciones elevadas. Por ello, la primera medida es verificar la calidad de la construcción. Es decir, en los municipios donde hay riesgo (ver apéndice B del Real Decreto citado abajo), necesitamos asegurar que los lugares donde vivimos, las oficinas donde trabajamos o los colegios donde van nuestros hijos están convenientemente aislados, de acuerdo al Código Técnico de Edificación, modificado por el Real Decreto 732/2019.
En cualquiera de los casos, el siguiente paso a dar es mantener una ventilación adecuada de las dependencias interiores con el fin de evitar altas concentraciones del gas, en caso de haberlo. No obstante, se ha comprobado que, incluso ventilando 2 horas diarias, esta medida sólo reduce el gas en un 20%.
Si queremos estar seguros de si nuestra casa tiene niveles altos de Radón podemos hacerlo mediante un medidor de gases. Los hay específicos de gas Radón y otros que incorporan las medidas de otros gases como el CO2 o de gases COV (compuestos orgánicos volátiles) también tóxicos. En cualquier caso, la variabilidad en la concentración del Radón en interiores es muy alta, lo cual quiere decir que las medidas puntuales no son válidas. Para que éstas sean fiables, han de ser medidas realizadas sobre períodos de tiempo de un mínimo de unos 3 meses.
5.2) Radiactividad en el Agua
Según hemos comentado en apartados anteriores, el agua obtenida de fuentes subterráneas puede contener en disolución niveles de gas Radón superiores a los de otro tipo de aguas. Sin embargo, se sabe que el mayor peligro no está en la ingestión del agua con radón, sino en inhalar el radón que se desprende de ella y se aumula en los interiores. No se ha encontrado ninguna correlación entre la presencia de dicho gas en el agua y el cáncer de estómago.
En todo caso, para eliminar el radón del agua hay que hacer pasar ésta por filtros de carbón activado, por lo que ésta sería la solución correcta.

5.3) Contaminación elevada
Con objeto de evitar la acumulación de yodo radiactivo en la glándula tiroides (en el caso de un escape de una central o un ataque nuclear, por ejemplo), se administran pastillas de yodo (en realidad pastillas de yoduro de potasio). Pero la ingesta debe ser la correcta ya que, si no, o bien no servirán para nada, o bien podemos poner en riesgo nuestra salud. Además, lo ideal es tomarlo un poco antes de la exposición a la radiación o, como mucho, 3 o 4 horas después, ya que su eficacia disminuye drásticamente con el tiempo.
En todo caso, las dosis que se necesitarían en caso de contaminación radiactiva elevada requieren receta médica y son del orden de 1.000 veces superiores a las dosis que se venden habitualmente como complemento alimenticio. Por tanto la ingesta de éstas últimas en caso de incidencia nuclear no serán efectivas.
Afortunadamente, las autoridades en España tienen previsto para estos casos la distribución rápida de las dosis necesarias para la población afectada. Por eso es importante mantenerse bien informado permanentemente durante las primeras horas de la catástrofe y seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias para consumirlas. Más información en este artículo y este otro.
Hay que insistir en que este tipo de pastillas no son la panacea ya que protegen a la tiroides del yodo radiactivo pero, ni protegen de otras partículas radiactivas, ni protegen a otros órganos.
5.4) Eliminación de radiación
¿Cómo eliminar la contaminación radiactiva?
Cuando hemos entrado en contacto con algún agente radiactivo lo primero que tenemos que hacer es deshacernos de él. Los pasos serán los siguientes:
- Desnudarnos. Símplemente quitarnos la ropa hará que nos desprendamos del 90% del material radiactivo. Esta operación debe hacerse con sumo cuidado ya que debemos evitar tocar la materia radiactiva depositada, así como que ésta se desprenda y podamos inhalarla o tocarla. La ropa debe depositarse en una bolsa cerrada y fuera del alcance de todo el mundo.
- Ducharnos. Hay que ducharse (o al menos lavarse) con abundante agua y jabón todas las partes expuestas, principalmente manos y cara. Si no tenemos jabón, una toallita húmeda puede valer. No olvidar sonarse la nariz ya que algunas partículas pueden haberse quedado en las fosas nasales. Si es posible incluso lavarse el pelo con champú, pero no utilizar acondicionador, que hará que el material radiactivo se quede pegado al pelo.
- Cambiarnos de ropa. Si es posible utilizar ropa limpia que no haya sido expuesta.
6) ¿Qué hacer en caso de exposición a la radiación?
Si has estado expuesto a niveles altos de radiación (o lo sospechas) por cualquier causa, lo primero que debes hacer es alejarte de la fuente de radiación y protegerte en un lugar seguro. Si tienes un refugio perfecto, si no, intenta resguardarte en un edificio de paredes de hormigón gruesas y cierra puertas y ventanas.
En cuanto te sea posible y evitando de nuevo la exposición, acude a los servicios médicos.
Si ha sido una radiación a gran escala, lo normal es que las autoridades monten dispositivos médicos de emergencia para atender a la población. Debes seguir siempre sus indicaciones. A menos que tengas síntomas graves que pongan en peligro tu vida, seguramente tengas que esperar unas horas (o hasta 2 o 3 días) para que los niveles de radiación bajen y puedas salir.
7) Otras preguntas habituales
¿Qué es la contaminación radiactiva?
La contaminación radiactiva es la presencia de sustancias o material radiactivo en el entorno, en cantidades superiores a las habituales y que potencialmente representan un peligro para la salud.
¿Cómo afecta la contaminación radiactiva al medio ambiente?
Los materiales o agentes radiactivos liberados al medioambiente pueden causar la contaminación del aire, del agua, las plantas, los animales y también al ser humano. Dependiendo de la dosis de radiación, puede causar daños muy graves en la zona afectada, incluso impidiendo la vida durante décadas.
¿Cómo afecta la radiactividad al ser humano?
Una exposición escesiva de la radiación al ser humano puede provocar problemas serios de salud e incluso la muerte. La materia radiactiva afecta al ADN de las células, alterando su funcionamiento. Esto puede causar inmunodepresión y tumores.

¿Cómo se produce la contaminación radiactiva?
La contaminación radiactiva se produce cuando, por causas naturales o artificiales, los niveles de radiación en el entorno son más altos de lo normal afectando al desarrollo normal de la vida.
¿Qué es la contaminación radiactiva atmosférica?
La contaminación radiactiva atmosférica se produce cuando material radiactivo de cualquier fuente se dispersa en el aire.
¿Por qué se produce la contaminación radiactiva?
En general la contaminación radiactiva se produce por causas artificiales, debidas a algún escape o accidente nuclear o al lanzamiento de misiles en una guerra o experimento nuclear.
Normalmente la radiactividad natural no llega a niveles que pueden ser considerados contaminación, excepto en algunos casos en los que el gas radón (radiactivo) se acumula en concentraciones altas. Esto puede ocurrir en viviendas de zonas de riesgo, minas o plantas de tratamiento de aguas.
¿Existe la contaminación radiactiva en los alimentos?
Como cualquier otro ser vivo, los animales pueden ingerir elementos radiactivos cuando comen en el campo o beben el agua de los ríos o lagos. Siguiendo la cadena alimentaria, esos elementos pueden pasar a los alimentos que consume el ser humano. Salvo en casos de emergencia nuclear, los niveles de radiación en estos casos son muy reducidos y no suponen ningun riesgo para la salud.
¿Cómo se produce la contaminación radiactiva accidental?
Lo normal es que si la contaminación radiactiva has sido accidental sea a causa de un accidente en una central nuclear o un arma nuclear.
Ejemplos de contaminación radiactiva
El accidente en la central nuclear de Chernobyl (Ucrania, 1986) las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki (Japón, 1945), el accidente en la central de Fukushima (Japón, 2011) o el accidente en la central nuclear de Three Mile Island (EEUU, 1979) se pueden considerar como los casos de contaminación radiactiva más graves de la historia de la humanidad. Verás que en todos los casos han sido producto de la acción del hombre, lo cual deja en nuestras manos que podamos controlarlo o vuelva a ocurrir.

¿Cuáles son las consecuencias de la contaminación radiactiva?
Considerando que los niveles de radiación serán altos en un caso de contaminación radiactiva, a nivel individual se producirán graves trastornos de salud incluidas quemaduras graves, infecciones, mutaciones, cáncer e, incluso, el colapso de órganos.
A nivel del entorno y medio ambiente la zona afectada puede estar décadas sin que pueda surgir la vida o esta se desarrolle con normalidad.